No todas las mujeres envejecemos de la misma manera. Hay quien tiene sus primeras canas a los 20 y quien se acerca a los 40 sin necesidad de tinte.
A quien las líneas de expresión tardan en evidenciarse o quien ve cómo la flacidez afecta a su piel mucho antes de lo que esperaba. El paso de los años es algo inevitable y, aunque existen muchos condicionantes genéticos, tarde o temprano se refleja en nuestro cuerpo.
Estos cambios son la huella de los años, del tiempo vivido, algo que, por otro lado, puede tener sus consecuencias también a nivel psicológico; no envejecemos igual en el plano físico, de la misma manera que no lo hacemos igual a nivel mental y emocional.
Hay personas que experimentan estados depresivos cada vez que se acerca su cumpleaños, más cuando se trata de fechas que ‘marcan’ nuevas etapas, como puede ser cada cambio de década. Las temidas crisis de los 30, 40, 50… existen, generalmente vinculadas al envejecimiento o a la sensación de no encontrarse donde una esperaba estar en esa etapa de su vida.
La identidad, la autoimagen y la autoestima viven una sacudida que solo puede reconstruirse saludablemente desde la toma de conciencia de que el paso del tiempo es inexorable. Trabajar la aceptación es una de las mejores herramientas para que los años y sus signos en nuestro cuerpo no acaben minando nuestra autoestima.
Crisis de mediana edad
En la etapa que transita entre los 40 y los 50 existe un condicionante adicional que ‘agrava’ muchos de los casos: la menopausia. Los cambios que se producen en nuestro cuerpo se reflejan en el campo emocional y se tiene más conciencia de la que vida es finita. Durante estos años se puede experimentar una constante sensación de pérdida y de que lo mejor de tu vida ha quedado atrás. Estos síntomas pueden conducir a estados depresivos si no se tratan adecuadamente. La ayuda de un experto psicoterapeuta puede ser de gran valor.
Aceptar los cambios de mi cuerpo
Muchas mujeres recurren precipitada y convulsivamente a la cirugía pues se niegan a permitir que el paso del tiempo altere su rostro. Sin entrar en debates acerca de si los retoques estéticos son algo positivo para el propio autoconcepto, ciertamente este comportamiento de ‘huida’ no ayudará a trabajar de manera profunda el conflicto. Solo estando a gusto con lo que somos tendremos confianza en nosotros mismos y podremos cuidarnos adecuadamente. Negar el cuerpo que tenemos solo puede traducirse en autocastigo.
¿Qué hago?
Si el paso de los años te está afectando, lo más importante, como hemos mencionado anteriormente, es aceptar la realidad de que el tiempo pasa irremediablemente. A partir de ahí, interpreta la crisis como una oportunidad de cambio. Reflexiona, rompe rutinas, aventúrate con retos nuevos, adquiere hábitos saludables que te hagan sentir bien -como la actividad física o una buena alimentación-, mantén viva tu faceta social, planea actividades al aire libre y cuídate, cada día, tal y como eres.