Cómo potenciar tus orgasmos

Herramientas para el orgasmo

En torno a los 50, entre los mitos de la menopausia y la disfunción eréctil pueden limitar los momentos de placer, pero hay maneras de revertir la situación, siempre con el consejo médico para descartar cualquier enfermedad.

Tener un imaginario erótico amplio aumenta las probabilidades de tener orgasmos más placenteros. El practicar sexo de manera consciente ayuda a enfocarnos en nuestras sensaciones, lo que contribuye a alcanzar el clímax de manera más fácil e intensa.

El sexo es una de las pocas experiencias que abarcan todos nuestros sentidos. Como el buen vino, puede mejorar con los años, con un mayor conocimiento de nuestro cuerpo y nuestro deseo. Sin embargo, en torno a los 50, la menopausia y la disfunción eréctil pueden limitar los momentos de placer, entrando en un círculo vicioso: no se practica sexo porque se vive la experiencia de manera incómoda y no se está bien porque falta sexo. En el caso de la disfunción eréctil, además, siempre hay que descartar que se deba a una enfermedad subyacente.

Tener orgasmos mejora el sistema inmune y la autoestima. Es un recurso poderoso para preservar la salud física y mental. De todo ello habla ‘Clímax: viaje por los caminos del orgasmo’ (Cincotintas), una guía escrita por Platanomelón, tienda erótica online, que pretende ofrecer una visión realista y libre de prejuicios sobre el sexo y su máximo disfrute. Volvemos así a la cuestión inicial: cómo mejorar la experiencia sexual pasados los 50. Estas son las cinco claves.

Tener un imaginario erótico amplio aumenta las probabilidades de tener orgasmos más que placenteros (y no solo uno). Las fantasías son una parte importante de la sexualidad y se pueden usar a favor nuestra o de la vida en pareja. Ayudan a excitarnos y a provocar respuesta sexual. Por tanto, no las destierres.

Practicar sexo de manera consciente ayuda a poner en valor nuestras sensaciones, lo que contribuye a alcanzar el orgasmo de manera más fácil e intensa. Nunca se insiste lo suficiente en la importancia de vivir el momento presente, no solo en lo que respecta al sexo (lo más obvio), sino a otros aspectos de la vida. Enfocarse en el presente es un antídoto contra el estrés y la ansiedad. En suma, un protector de la salud mental.

Solemos identificar sexo con genitales. Pero el mayor órgano sexual está en el cerebro, desde donde se activan las redes neuronales de los siete (sí, siete) sentidos. Potenciarlos, por ejemplo, a través de los sabores, o inhibirlos, por ejemplo, la vista o el tacto, puede acercarnos más al orgasmo. Además, es esencial variar las estimulaciones, cambiando las posturas o fijándonos en otras partes del cuerpo donde también hay sensaciones placenteras. Cada persona es distinta y son también distintas sus fuentes de placer.

También puede ser de gran ayuda incluir juguetes eróticos. Sus estimulaciones y el efecto sorpresa se traducen en sensaciones extraordinarias para el cerebro, y, por supuesto, para alcanzar el clímax.

El conjunto de músculos que se concentran en la parte baja del abdomen son responsables en gran parte de nuestra salud sexual. Entrenar esta musculatura a través de ejercicios específicos (por ejemplo, los de Kegel o las bolas chinas) ayudará a tener orgasmos más potentes, además de favorecer la lubricación. A partir de los 50, con la llegada a la menopausia, muchas mujeres experimentan algunas disfunciones, como la falta de lubricación. Usar lubricante es una buena decisión. Y si se quiere recuperar tonicidad en la zona, los tratamientos con láser también pueden ayudar.

Volvemos a uno de los argumentos más conocidos: el cerebro es el mayor órgano sexual. Lo erótico también tiene su espacio en el lenguaje. Comunicarse con la pareja de manera sensual o procaz aumenta la intensidad de los orgasmos y mejora toda la experiencia sexual.

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