El derecho de la mujer a acceder al aborto

En un paso crucial hacia la defensa de los derechos reproductivos y la autonomía de las mujeres, la legalización del aborto se erige como un avance significativo en muchas sociedades. Este reconocimiento del derecho de la mujer a tomar decisiones fundamentales sobre su propio cuerpo refleja un progreso importante en la lucha por la igualdad de género y la autonomía personal.

La legalización del aborto no solo destaca el respeto hacia la toma de decisiones individuales, sino que también reconoce la complejidad de las circunstancias que rodean la salud reproductiva. Proporcionar a las mujeres acceso a abortos legales garantiza que puedan tomar decisiones informadas y seguras sobre su salud y bienestar, sin verse obligadas a recurrir a prácticas riesgosas y clandestinas.

Este avance no solo tiene implicaciones en términos de salud pública, sino que también promueve la igualdad de oportunidades para las mujeres al permitirles mantener el control sobre sus propios cuerpos y sus destinos. La legalización del aborto es un paso hacia la construcción de sociedades que respetan la autonomía de las mujeres y reconocen la complejidad de las decisiones relacionadas con la maternidad.

Sin embargo, es importante destacar que la legalización del aborto no es simplemente un acto aislado, sino un componente integral de la promoción de la salud reproductiva y los derechos de las mujeres. Este progreso representa una contribución significativa a la creación de entornos en los que las mujeres puedan ejercer plenamente su derecho a decidir sobre su propio cuerpo, sin temor a la estigmatización o la criminalización.

A lo largo de la Historia, la percepción sobre el aborto ha sido cambiante: los griegos, por ejemplo, lo tenían como parte de su política oficial, cuenta la «Enciclopedia sobre control de la natalidad», editada en 2001 por el historiador estadounidense Vern L. Bullough.

A finales del siglo XIX el aborto se ilegalizó en Estados Unidos; en Noruega, quien ayudase a una mujer a abortar podía ir a la cárcel; y en Alemania se prohibieron los abortos que no se debieran a estrictas razones médicas, recoge la «Enciclopedia de Oxford sobre mujeres en la historia mundial».

La excepción fue la Unión Soviética, que permitió el aborto gratuito en hospitales en 1920, aunque en 1935 José Stalin volvió a criminalizarlo. El siguiente país en legalizar el aborto fue Islandia, en 1934.

Pero la verdadera ola liberalizadora se produjo a finales de los años 60, con cambios legales en Estados Unidos, Europa Occidental e Israel, entre otros.

Pero las leyes del aborto han sufrido numerosos vaivenes y hoy en día hay muchos lugares donde el aborto está prohibido, con o sin excepciones.

En América Latina hay siete países donde impera la prohibición total: Chile, Nicaragua, Honduras, República Dominicana, Surinam, Haití y El Salvador.

En América Latina, las mujeres ya podían heredar y ser propietarias a comienzos del siglo XX, pero en la mayoría de países no podían administrar sus bienes si estaban casadas.

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