Fátima Gamboa tiene 38 años y es directora de la organización ‘Equis Justicia para las Mujeres’ de México, donde trabaja como abogada defensora de los derechos humanos y se convirtió en una referente femenina para su país.
En México, entre 10 y 11 mujeres son asesinadas diariamente. Sin embargo, Gamboa está convencida de que es posible otra justicia para su país: «Una justicia nueva, abierta y accesible para todas las personas sin importar su origen y sus recursos».
«Muchas mujeres que asesinaron a sus esposos para defender su vida están ahora en prisión», comentó la directora.
«No se analiza que las mujeres vienen de contextos de violencia por parte de sus parejas, no se analiza la situación de vulnerabilidad, el contexto económico… por eso es importante investigar y juzgar con perspectiva de género», argumentó Gamboa.
Y acusó a los jueces mexicanos: «Vivimos en un sistema que no cree en lo que dicen las mujeres y se cree más en la palabra de quién las acusó, por eso queremos que los jueces comiencen a mirar a las mujeres en libertad y con autonomía».
Durante la entrevista, Gamboa se reconoció como una «mujer maya, lesbiana y feminista». «Ahora lo politizo y lo utilizo con otras mujeres para sanarnos juntas», explicó la activista mexicana sobre su autodefinición.
Respecto a la elección de su oficio, develó: «Creo que de manera inconsciente me hice abogada para sanar porque durante toda mi niñez me enfrenté a sistemas machistas, racistas y capacitistas que, de alguna manera, me indicaban que algo estaba mal en mí».
La Justicia «ponía a las mujeres en desigualdad y a sus cuerpos al servicio de los hombres, permitiendo violaciones, castigando la legítima defensa y quitándoles la posibilidad de defenderse».
Y resaltó sobre la importancia del feminismo en su vida: «Leí a las autoras feministas que cuestionan el derecho y encontré que podía ser una herramienta de transformación social para las mujeres, pero, sobre todo, encontré la manera de ayudarlas y de ser útil para mi comunidad».
«El feminismo es una mirada para entender parte del problema, pero hace falta también incorporar la lucha antirracista y la lucha de los pueblos indígenas para que ese feminismo pueda ser transformador», explicó Gamboa.
«‘Encontrarnos feministas en las justicias de otras’. Porque en la búsqueda de justicia, todas somos iguales y ninguna se posiciona sobre la otra. Significa recuperar desde un plano horizontal la mirada, la experiencia y la valía de las otras», reflexionó la directora.
Y concluyó haciendo un análisis global sobre la justicia: «En las justicias todas estamos en el círculo, quién soy yo para decirle a la otra: ‘Tú no’. Hay que escuchar la voz de todas las mujeres. De las indígenas, de las que fueron privadas de libertad, de las trans, también de las mujeres con discapacidad».