Política mexicana rumbo al 2024 ¿mujerista o feminista?

Feminista. o hembrista

Poliescenarios un artículo de Yolanda Hernández Medina y Ángela Mariana Grijalva Trejo

En los últimos años, el feminismo ha estado presente más que nunca en México. Se ha proclamado como un movimiento de empoderamiento femenino que cuestiona las estructuras tradicionales de poder y las relaciones de género en la sociedad, las cuales han tomado fuerza paulatinamente.

En el feminismo actual, coexisten diversas corrientes de pensamiento que finalmente buscan alcanzar la igualdad en ambos sexos y la presencia de las mujeres, no solo en la sociedad, también en la ciencia, la política y la economía; sin embargo, el sistema patriarcal ha logrado obtener provecho del movimiento, transformándolo en el “mujerismo”, el cual se podría definir como la distorsión del feminismo, donde se manipula la visión feminista al extremo desde el victimismo, la disminución social de la mujer por el hecho de serlo o la mujer como una figura de escasez de poder y necesidad de protección.

En el caso particular de México, a pesar de que se caracteriza por ser un país tradicionalmente machista y sexista, el movimiento feminista ha tomado popularidad dentro de la sociedad mexicana provocando una ola de concientización sobre la necesidad de una reestructuración de los sistemas de poder patriarcal en todos los aspectos. Por lo que, el Estado se vio obligado por presión social a tomar medidas en “apoyo a la mujer”.

Respecto de la política, cabe destacar que la primera participación de las mujeres en la política mexicana se dio en 1955, al votar por primera vez en una elección federal; sin embargo, no hubo mayor participación. Y en el año 2020, con las reglas de paridad de género, la representación de las mujeres en la política rondaba entre un 10%, máximo un 30%, para cargos públicos y exclusivamente para ciertos temas, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), por lo que, se puede decir que la política tradicional ha sido territorio de hombres.

No obstante, a raíz de la creciente tendencia feminista en los últimos años, se dio lugar a la consigna “Paridad en Todo”, se reformaron 7 artículos constitucionales (específicamente los artículos 4, 35, 41, 52, 53, 94 y 115) para el reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres, y en 2020 se implementó una Política Exterior Feminista, siendo México el primer país en Latinoamérica. En consecuencia, hubo un cambio en las estructuras de poder dominantes, tanto a nivel interno, como externo; lo cual abrió puertas a cuadros femeninos y su representación en cargos públicos importantes.

Si bien, esto se podría ver como un gran avance para México, sobre todo al ser calificado dentro de las tres mejores Políticas Exteriores Feministas del mundo, detrás de Suecia y Noruega, según la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW67, por sus siglas en inglés), ¿Realmente México se está volviendo feminista?

Pese a estas nuevas políticas “feministas” que pretenden promover la representación de la mujer en la política, hay que considerar que en el sistema político sigue persistiendo una estructura patriarcal dominante. En este sentido, se puede considerar que existe el “mujerismo” dentro de la política mexicana, que como dice Mayorga (2018) se avala “el incremento de la participación de las mujeres en los espacios políticos y de decisión públicos, bajo el convencimiento de que solo por ser mujeres, esta participación coincide con el feminismo y con su lucha histórica, se impulsará una acción consecuente con la superación de las desigualdades de género”; y debido a que un requisito es la paridad de género, se empezó a utilizar el movimiento feminista como estrategia política.

Este tipo de estrategias, según la fundadora de la revista “Vindicación Feminista”, Lidia Falcón, consisten en que los partidos sitúan a algunas mujeres -con ciertos valores, principios y características amoldadas a los del partido en cuestión- en puestos altos de dirección, con un discurso “progresista” en representación del partido, sin la necesidad de ser realmente aliados de un movimiento progresista como el feminismo. Tal fue el caso de Margaret Thatcher (Primera Ministra de Inglaterra), o mejor conocida como “La Dama de Hierro”, una de las mujeres más influyentes en la política internacional, que destacó por ser pionera en la representación femenina en altos cargos públicos, pero ella nunca manejó un discurso feminista, se destacó su lealtad absoluta a su partido de izquierda, dominado totalmente por hombres; estrategia que funciono por más de 10 años, dándole el poder y cargo por mayor tiempo durante el siglo XX.

En el mismo sentido, en los últimos años se ha podido demostrar que la política mexicana comenzó a utilizar este tipo de estrategia y aunque la participación de la mujer dentro de la política ha incrementado un 20% (CNDH), ¿Cuántos partidos políticos o representantes han realmente abogado y fomentando de forma activa políticas para la igualdad de género?

Para las próximas elecciones presidenciales en México del 2024, se encuentran dos candidatas de partidos totalmente opositores, pero ambos con mucha presencia y simpatía por parte del pueblo mexicano, las cuales manejan discursos que podrían interpretarse como “mujeristas”, mal confundidos como feministas, pero siempre alineados con los valores y principios de sus partidos, para crear empatía con el sector femenino, sin la necesidad de tener una doctrina verdaderamente feminista.

Cabe destacar, que la teoría feminista no solo aboga por el empoderamiento individual, sino también por la sororidad y la colaboración entre mujeres por la transformación de las estructuras e ideologías sociales tradicionalmente patriarcales y sexistas; por lo mismo, también hay que recordar el hecho de que no todas las mujeres son feministas y no todo lo que hace una mujer es feminista.

El feminismo puede ser usado como una estrategia política electoral, significa más votos para otra mujer y ya no importa realmente las competencias e influencia que presenten cada candidato o líder, el género determinará su poder; cosa contraria a lo que realmente busca el feminismo.

En pocas palabras, se espera que realmente las próximas elecciones sean con fundamento en el feminismo y no en el “mujerismo” basado en intereses de unos cuantos, para que la sociedad mexicana quede satisfecha con su elección de acuerdo con el profesionalismo, estrategia y plan de acción de los candidatos y candidatas que buscan un mejor futuro para México.

YOLANDA HERNÁNDEZ MEDINA es Licenciada y Maestra en Derecho con estudios en Relaciones Internacionales por la UNAM. Docente en las Academias de Marco Legal Internacional y Bloques Regionales en IPN.

ANGELA MARIANA GRIJALVA TREJO es alumna de la Licenciatura en Negocios Internacionales de la ESCA Santo Tomás.

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